Han pasado un par de días desde que Deportiva y Cultural se batieron el cobre en El Toralín. Dije en la previa que podía ganar uno u otro (no lo tenía claro porque en los derbis puede pasar cualquier cosa), o que podía no ganar ninguno, como finalmente ocurrió. Y también predije un partido exento de exquisiteces, con más carga sentimental que argumentos futbolísticos de los que los apetecen degustar los buenos paladares. Juego con ventaja, porque eso pasa casi siempre en los derbis.
Lo único que tenía claro es que iba a ganar el fútbol y así fue. Más que el fútbol de los 120x70, todo aquello que pulula en su entorno. Se llenó El Toralín (o casi). Vino gente de León, aunque menos de la que se intuía, hubo cánticos, pancartas, tensión, polémica (aunque para Moreno, Tartilán es un amigo, por más que le llamara impresentable en la sala de prensa), reencuentros, discrepancias y también buen rollo en el palco.
Está claro que este partido entre Cultural y Ponferradina, no es uno más. Algunos jugadores no parecen entenderlo así, o si lo entienden, dicen lo contrario. Pero nadie lo puede dudar. En Ponferada se citaron un montón de técnicos que pasaron por esos mismos banquillos. Saro, Simón, Amaral y compañía, no vienen a ver otro partido. Vienen a ver el derbi. La gran cantidad de medios de comunicación que acogió El Toralín no se ha visto en todo el año (ni se verá de aquí al final de la temporada regular). Del play off hablaré cuando esté seguro de que la Ponferradina estará presente. Hoy no lo estoy. El ambiente que se registró el miércoles en el estadio no se encuentra en ningún otro lugar de España en esta categoría. Si el Xerez estuviera en la división de bronce, quizá tendríamos réplica en Carranza o en Chapín. Pero un Ponfe-Cultu es algo más que un partido porque abarrota el palco como no ocurre otros días y porque hasta se habilita una zona vip especial junto a la sala de prensa para albergar mas canapés de los que admiten los estómagos privilegiados que acceden a ese lugar. Dos alcaldes de distinto signo político presiden la batalla y no recuerdo otra cosa igual, salvo en la ida disputada en el Reino de León.
Tan especial resultó que hasta en deporte8 batimos récords de audiencia, con más de 4.000 ordenadores conectados en ese tramo horario. Para calcular el número de personas que siguieron el partido en directo a través de la red, baste multiplicar ese número por 5, haciendo caso al dato de la gran cantidad de establecimientos de hostelería que ofrecen el encuentro, registrando un considerable aumento de clientes gracias al fútbol. En Ponferrada son cada día más los locales de este tipo que conectan sus pc's a las pantallas de plasma o lcd.
Y pido perdón con retraso a los muchos internautas que nos habían escrito un mail en las vísperas, pidiendo que les mandáramos un saludo a Brasil, a Malta, a Suecia, a Australia, a... Eso demuestra que hay leoneses y bercianos hasta en el último confín de la tierra, o acaso más allá. Por todas estas cosas, el derbi no es un partido más. ¿O alguien lo duda todavía?
viernes, 27 de marzo de 2009
martes, 24 de marzo de 2009
En el Toralín este miércoles va a ganar.... el fútbol
Tengo la inmensa fortuna de estar rodeado de gente competente en materia futbolística. Si ya es una bendición contar habitualmente con los comentarios de mi buen amigo Javier Santiago en los partidos de la Ponferradina, también estoy bien servido cuando me acerco al Reino de León para emitir los encuentros de la Cultural, gracias a la sapiencia que vierte en cada una de sus palabras el nunca bien reconocido en León, Carlos Pérez. Y resulta que este miércoles ambos equipos se han citado en El Toralín para escenificar otra batalla de esa guerra interminable (por fortuna) que es la del derbi provincial. Pase lo que pase el miércoles, siempre habrá otra batalla, y otra, y otra más. Y será el momento para saldar cuentas pendientes y será también el momento de abrir nuevos litigios que deberán esperar (y esa es la pena) hasta que pase medio año más.
El caso es que este miércoles en El Toralín podré reunir en un mismo escenario a Javier y a Carlos, lo cual de entrada ya es sinónimo un partido con mayúsculas en cuanto al análisis.
El domingo le pregunté a Carlos Pérez en los anexos de Zorrilla: "¿Quién ganará el derbi?" y él, a bote pronto, sin margen para otra reflexión seguramente más mesurada, respondió: "Yo creo que en El Toralín va a ganar... el fútbol".
No pudo Carlos ser más certero. Puede ganar la Cultu, lo puede hacer la Ponfe, puede incluso que no gane ninguno de los dos, pero lo único seguro es que va a ganar el fútbol. Y no hablo del fútbol primoroso que en España y casi en el mundo mundial sólo destila el Barça de vez en cuando. No, hablo de ese otro fútbol que se compone por igual de emoción, sentimientos, tensión, nervios, pasión a raudales, histeria colectiva si llega el gol, maldiciones sin límite si el árbitro se postula en contra de los tuyos, cánticos ofensivos de una y otra parte, chispas saltando dentro y fuera de la cancha por una entrada más allá de lo ortodoxo y, en medio de todo, una inocente pelota que va de un lado a otro buscando la red.
A ese fútbol se refería Carlos y ese gana fijo en El Toralín. Porque lo grande de un derbi es que tendremos derbi para rato, porque el derbi no acaba cuando pita el árbitro la conclusión. Ese pitido sólo sirve para dar el banderazo de salida a las infinitas versiones que de lo acontecido se van a disparar, con un prisma u otro según desde qué lado del Manzanal se analice. Ese es el fútbol que todos llevamos medio año esperando y que nos sirven este miércoles en El Toralín. La única pena que me queda es que apenas tenemos un par de días para ir calentando motores, porque este partido necesita de más preámbulos. El calendario ha sido cruel con todos los que nos movemos en torno al espectáculo de la máxima en la provincia, nos ha robado unos cuantos días de disparos velados, de declaraciones, entrevistas, apuestas, desafíos y reencuentros.
Se acerca la hora, llega el momento, pasen y vean. Es el derbi en estado puro. Es ése que ya tiene ganador: el fútbol.
El caso es que este miércoles en El Toralín podré reunir en un mismo escenario a Javier y a Carlos, lo cual de entrada ya es sinónimo un partido con mayúsculas en cuanto al análisis.
El domingo le pregunté a Carlos Pérez en los anexos de Zorrilla: "¿Quién ganará el derbi?" y él, a bote pronto, sin margen para otra reflexión seguramente más mesurada, respondió: "Yo creo que en El Toralín va a ganar... el fútbol".
No pudo Carlos ser más certero. Puede ganar la Cultu, lo puede hacer la Ponfe, puede incluso que no gane ninguno de los dos, pero lo único seguro es que va a ganar el fútbol. Y no hablo del fútbol primoroso que en España y casi en el mundo mundial sólo destila el Barça de vez en cuando. No, hablo de ese otro fútbol que se compone por igual de emoción, sentimientos, tensión, nervios, pasión a raudales, histeria colectiva si llega el gol, maldiciones sin límite si el árbitro se postula en contra de los tuyos, cánticos ofensivos de una y otra parte, chispas saltando dentro y fuera de la cancha por una entrada más allá de lo ortodoxo y, en medio de todo, una inocente pelota que va de un lado a otro buscando la red.
A ese fútbol se refería Carlos y ese gana fijo en El Toralín. Porque lo grande de un derbi es que tendremos derbi para rato, porque el derbi no acaba cuando pita el árbitro la conclusión. Ese pitido sólo sirve para dar el banderazo de salida a las infinitas versiones que de lo acontecido se van a disparar, con un prisma u otro según desde qué lado del Manzanal se analice. Ese es el fútbol que todos llevamos medio año esperando y que nos sirven este miércoles en El Toralín. La única pena que me queda es que apenas tenemos un par de días para ir calentando motores, porque este partido necesita de más preámbulos. El calendario ha sido cruel con todos los que nos movemos en torno al espectáculo de la máxima en la provincia, nos ha robado unos cuantos días de disparos velados, de declaraciones, entrevistas, apuestas, desafíos y reencuentros.
Se acerca la hora, llega el momento, pasen y vean. Es el derbi en estado puro. Es ése que ya tiene ganador: el fútbol.
miércoles, 18 de marzo de 2009
¡Marcelino, llévate lejos a los filiales!
Hace poco tiempo coincidí con el presidente de la Federación de Castilla y León de Fútbol, que a su vez es el presidente de la comisión nacional de clubes de Segunda División B, Marcelino Maté. Trajo la Copa de Europa a Ponferrada, para su exhibición pública en el Museo del Bierzo. Y en vista del cariz que están tomando los acontecimientos, cuando de retransmitir los partidos de algunos equipos filiales que militan en el Grupo I de Segunda B, aproveché para pedirle a Maté que, por favor, se lleve a estos conjuntos donde uno no pueda verlos.
No tengo nada en contra de los chavales que integran estas formaciones. Tampoco tengo nada en contra de los clubes a los que representan. Comprendo que sus dirigentes sólo tratan de defender sus derechos para garantizar la supervivencia de los clubes (que además son empresas en su mayoría). Ocurre que estos clubes han vendido su "alma" que son sus derechos audiovisuales al "diablo" que son los operadores de televisión que luchan por controlar el gran pastel del fútbol español.
Y claro, cuando llega una empresa modesta como lo es deporte8.com a solicitar permiso para poder hacer felices a los aficionados de un equipo como la Ponferradina, emitiéndoles imágenes de su equipo fuera de casa, pues resulta que uno se planta en medio de una guerra de gigantes como Audiovisual Sport y Mediapro, en la que, ni pintamos nada, ni tenemos ningún afán de pintar algo. Esa no es nuestra guerra, pero nos salpica. Y por eso, los seguidores de la Ponferradina, o de la Cultural o del Zamora o de cualquier otro conjunto que quiera unirse a nuestro proyecto, se queda sin poder ver a su equipo por culpa de unos derechos audivisuales que además no afectan a nadie en el caso de los filiales. Y sencillamente es así porque nadie retransmite los partidos de Segunda B.
El fútbol de bronce no les importa a los grandes tiburones del panorama audiovisual español. Pero son como el perro del hortelano: Ni comen, ni dejan comer a los demás. Dicho de otro modo: ¿Qué le importa a Mediapro que deporte8 pueda emitir el partido Bilbao Athletic-Ponferradina? ¿es que vamos a poner en peligro el imperio de Roures y compañía?
Ahora estamos a vuelta con el Valladolid B-Ponferradina. Resulta que el Valladolid teme represalias por parte de Audiovisual Sport (a quien tiene vendidos sus derechos) si nosotros emitimos ese partido. Todavía confiamos en poder arreglarlo, pero estoy escribiendo a las 17.30 del miércoles 18 de marzo y el partido se juega el domingo 22 a las 12 horas. Hay vida, luego hay esperanza. Sólo falta un poco de cordura.
Lo dicho, Marcelino, llévate a los filiales a esa liga imposible que mi amigo Fraguas sigue empeñado en crear contra viento y marea. Y aprovecho para decir que no todos son iguales. Muchas gracias al Celta de Vigo, al Racing de Santander, al Deportivo de la Coruña o al Sporting de Gijón, por permitirnos emitir sus partidos.
PD. El último partido de liga de la Ponferradina se juega en Zubieta, contra la Real Sociedad de San Sebastián B. Admito apuestas.
No tengo nada en contra de los chavales que integran estas formaciones. Tampoco tengo nada en contra de los clubes a los que representan. Comprendo que sus dirigentes sólo tratan de defender sus derechos para garantizar la supervivencia de los clubes (que además son empresas en su mayoría). Ocurre que estos clubes han vendido su "alma" que son sus derechos audiovisuales al "diablo" que son los operadores de televisión que luchan por controlar el gran pastel del fútbol español.
Y claro, cuando llega una empresa modesta como lo es deporte8.com a solicitar permiso para poder hacer felices a los aficionados de un equipo como la Ponferradina, emitiéndoles imágenes de su equipo fuera de casa, pues resulta que uno se planta en medio de una guerra de gigantes como Audiovisual Sport y Mediapro, en la que, ni pintamos nada, ni tenemos ningún afán de pintar algo. Esa no es nuestra guerra, pero nos salpica. Y por eso, los seguidores de la Ponferradina, o de la Cultural o del Zamora o de cualquier otro conjunto que quiera unirse a nuestro proyecto, se queda sin poder ver a su equipo por culpa de unos derechos audivisuales que además no afectan a nadie en el caso de los filiales. Y sencillamente es así porque nadie retransmite los partidos de Segunda B.
El fútbol de bronce no les importa a los grandes tiburones del panorama audiovisual español. Pero son como el perro del hortelano: Ni comen, ni dejan comer a los demás. Dicho de otro modo: ¿Qué le importa a Mediapro que deporte8 pueda emitir el partido Bilbao Athletic-Ponferradina? ¿es que vamos a poner en peligro el imperio de Roures y compañía?
Ahora estamos a vuelta con el Valladolid B-Ponferradina. Resulta que el Valladolid teme represalias por parte de Audiovisual Sport (a quien tiene vendidos sus derechos) si nosotros emitimos ese partido. Todavía confiamos en poder arreglarlo, pero estoy escribiendo a las 17.30 del miércoles 18 de marzo y el partido se juega el domingo 22 a las 12 horas. Hay vida, luego hay esperanza. Sólo falta un poco de cordura.
Lo dicho, Marcelino, llévate a los filiales a esa liga imposible que mi amigo Fraguas sigue empeñado en crear contra viento y marea. Y aprovecho para decir que no todos son iguales. Muchas gracias al Celta de Vigo, al Racing de Santander, al Deportivo de la Coruña o al Sporting de Gijón, por permitirnos emitir sus partidos.
PD. El último partido de liga de la Ponferradina se juega en Zubieta, contra la Real Sociedad de San Sebastián B. Admito apuestas.
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